Los piratas del Defensor de Pedro.

Los piratas del Defensor de Pedro. Si miramos hacia atrás en la historia de Cádiz, justamente los días 11 y 12 de Enero de 1830, después de haber permanecido varios días en capilla para ser ejecutados por ahorcamiento y posterior descuartizamientos, diez jóvenes tripulantes de la “Burla Negra”, "El Defensor de Pedro", como resultado del Consejo de Guerra al que fueron sometidos por las autoridades de Marina. Estas penas se cumplieron los días 11 y 12 de Enero de 1830. Cádiz fue sorprendido por el riguroso destino de aquellos “jóvenes piratas”; fue la Marina Real absolutista quien dio una coz a Cádiz para mancharla de sangre. Las ejecuciones se llevaron a la práctica en el glasi de Puertas de Tierra ubicado frente a la Bahía de Cádiz. ¿ Acaso no había terreno en la Isla de León ? ¿Por qué no aprovecharon la prisión militar de Cuatro Torres donde se formó el Consejo de Guerra?. Después de un singular examen al proceso hallé la respuesta en lo que podríamos llamar “golpe de efecto psicológico" a los liberales gaditanos, la ciudad que tanto aborrecía Fernando VII; la mejor forma de infundir el terror entre sus habitantes y salvaguardar su patético reinado. “No pudo probar bocado, ni Él, ni el Clero con sus hierros de tortura tocados ya por la “Pepa”… Cádiz no aceptó, y llevó con mucha resignación las despreciables ejecuciones.
Los piratas no hicieron daño a España y sí, en cierto modo a los ingleses que hasta poco antes de la cruel matanza maltrataron con sus infames actos de piratería a los españoles, y martirizaron Cádiz. Tanto el sistema, como los marinos de guerra españoles no reunían las condiciones morales para aplicar “condignos castigos” (año1830).

El Capitán Pirata huye de Galicia

No le salieron bien las cosas a Soto en Vigo y la Coruña con las autoridades que tuvo que comprar para los alijos del gran botín y decidió poner punto final saliendo hacia el Sur amenazado de muerte por el "consignatario del barco".

De vuelta hacia el Estrecho Benito Soto, hizo caso al piloto del barco D. Antonio Rodríguez, quien porfió sobre la autenticidad del faro del Castillo de San Sebastián(Cádiz) respecto al de Tarifa; pero el pontevedrés dio ordenes para enfilar el bergantín hacia una luz que dijeron haber confundido con el faro de Tarifa. Al amanecer se quedaron atónitos tras comprobar que el velero se encontraba encallado enfrente del “Ventorrillo de el Chato”, la confusión a bordo fue tal que no hubo lugar de salir de aquella trampa. En pocos días fueron apresados y encerrados en la Cárcel de Cádiz, hasta que la Real Marina de Guerra retomó el caso, trasladando a los piratas en número de catorce, (Benito Soto y José de Santo desaparecieron) al Penal de Cuatro Torres de San Fernando donde fueron sometidos a un Consejo de Guerra, como consecuencia diez fueron condenados a muerte y otros seis se libraron de la horca como resultado de los cargos.

Origen y destino del barco

El “Defensor de Pedro” zarpó de Río de Janeiro armado en Corso para defender a Brasil de sus enemigos; si bien, se trataba de un buque “negrero” que se dirigía a África para la trata de negros; llevaba un cargamento de rifles, sables, pólvora, aguardiente y algún dinero para la compra de esclavos. El 3 de Enero de 1828 fondean próximo al Cabo de San Pablo, “Litoral de Mina” lugar de destino para los trueques. El Capitán, D. Pedro Mariz de Sousa Sarmento, intuyó rebelión y ello lo descompuso optando por quedarse en tierra con los caciques y algunos miembros de su tripulación, renunciando el subir a bordo. De este modo quedó toda la responsabilidad en el Segundo comandante, el portugués Teniente de la Armada portuguesa D. Antonio Rodríguez. El 26 de Enero de 1828, a las 22,30 horas, se origina el motín y tras una corta refriega se apoderan del velero, destacando el despiadado Benito Soto y su paisano de Ferrol, Miguel Ferreira, “ambos competidores y fieros enemigos en disputarse el mando”. Desembarcaron a todos quienes no consideraron validos, (la mayoría portugueses) y acto seguido apresaron al Segundo comandante y Piloto del bergantín, contra su voluntad y siempre bajo la amenaza de sufrir un pistoletazo si no cumplía las órdenes que se le encomendaran. La primera víctima fue la fragata inglesa “Morning-Star”, de pabellón inglés. La segunda, la fragata norteamericana “Topacio”; ésta, después de ser saqueada, fue hundida con pasaje y tripulación (masacre sin parangón). Al margen de los abordajes a barcos extranjeros, las carnicerías de a bordo eran terribles, tanto a miembros de navíos apresados como a miembros de la propia tripulación. La “Bestia Negra” su capitán Benito Soto, quien más adelante en su sospechosa huída a Gibraltar, fue preso (servido en bandeja a las autoridades británicas, quienes lo condenaron a muerte en la horca. Muerte triste e inhumana, ya que una vez colgado tuvieron que ahondar con palas el suelo para que sus pies quedaran suspendidos en el aire, por lo que tuvo una agonía “inmerecida. Su muerte fue ejemplar, aquella lluviosa mañana entre pantomimas y peripecias cosa normal en los ingleses, saltó desde su ataúd… para facilitar la labor del verdugo. El otro fugado, José de Santos, brasileño, cabeza principal en el alzamiento con Benito Soto, intimo confidente, se deduce que debió de informar (chivatear) al Juez Fiscal del caso, Teniente de Navío D. Jorge Lasso de la Vega, para que dicho oficial “al parecer”, a cambio de ostracismo a favor del pirata, alcanzara cotas insospechables en su carrera militar, habida cuenta que para el Fiscal era más meritorio dar caza a todas aquellas autoridades y políticos que fueron comprados por el pirata con el oro de la Morning Star y de la Topacio, que ahorcar a aquellos aprendices de piratas.
El consejo de Guerra ordinario estaba presidido por El Brigadier D. Pedro Valencia y diez oficiales. Debo resaltar que el Sr. Valencia pidió la pena capital para el piloto del bergantín D. Manuel Antonio Rodríguez, segundo Teniente de la Armada brasileña, siendo inocente de toda culpa; librándose de la misma gracias a la pericia profesional de su abogado defensor, Teniente de navío de la Armada D. Antonio Fernández de Landa.

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Piezas que podrian pertenecer al citado barco

He leído lo suficiente del proceso militar contra los piratas del Defensor de Pedro y sentido un profundo estremecimiento en mi Alma porque sin necesidad de inculpar a los jóvenes marineros tripulantes del siniestro barco, sentí el deseo de seguir escudriñando en el tiempo hasta conseguir la paz que deseaba, en el justo momento de terminar de juntar toda la luz que aportaban a mi conciencia las circunstancias, pantomimas y memeses de los hombres de aquel “hoy”, pertrechados en hábitos de cursilerías, ante el fenómeno cultural del romanticismo. Idiotas al extremo que se daban un guantazo por un roce sin consecuencia y retarse para quitarse la vida en un “duelo de honor”… Carajotes y sopla poyas, que si seguían con vida en tiempos tan difíciles es porque eran unos “memos cabezas cuadradas”, que tenían conceptos muy sui géneris de las sencillas conductas de la razón, para discernir una vulgaridad simple, un sentimiento común, las lagrimas de un inocente o las quejas de un pobre diablo; se perdían y esgrimían la disciplina, el honor, leyes y ordenanzas, y de éstas las más severas.
Si tenían dudas, o algo les quitaba el sueño, no lo consultaban con la almohada, ni con sus esposas, corrían al cura... quien los iluminaba con el paternalismo de costumbre: “hijo, vete en paz, “yo te perdono” porque has cumplido con las Ordenanzas.
No cabe en mi el sentimentalismo ni trato de hacer inocente al asesino, simple y llanamente por obligación debo de trasladarme en el tiempo hasta el Cádiz de 1830; y digo yo... aún siendo hijo de rey, me abría convertido en un “Liberal de libro”, ya que reúno las condiciones; “soy gaditano”, es decir, natural de la muy Noble y muy Leal Ciudad de Cádiz. Magna tierra que osó darle una bofetada con la Constitución de 1812 al rey Fernando VII, quien la odiaba con todas sus fuerzas, pese a exhibir con letras en oro el no reconocer a otro rey.
¡Pobres piratas donde vinisteis a parar! ¡Qué malos tiempos!. Encallasteis en la Playa de Santa María de la Isla de León o San Fernando (hoy Playa de Cortadura de Cádiz). O sea, que de haber varado en la Playa de la Caleta, no dudo, habríais tenido un juicio más imparcial. Porque entre aquellos jóvenes, los habían muy malos, malos, y menos malos; y si bien en l830 estaba activada la Inquisición en Cádiz, también estaba activado el liberalismo, y los curas tenían miedo a usar sus influencias para la aplicación de castigos. El Código Penal Español decretado por las Cortes en 8 de Junio, sancionado por El Rey y mandado a promulgar el 9 de Julio de 1822, en manos de la Justicia Civil y de buenos Letrados, podrían haber suavizado las penas.
En número de diez fueron ahorcados y descuartizados y sus cabezas clavadas en escarpias y exhibidas en distintos lugares de Cádiz como ejemplo para que no se cometieran más actos de piratería, los días 11 y 12 de Enero de 1830.

Nicolás Fernández, natural de Villa Viveros, obispado de Mondoñedo, Galicia, de 20 años hijo de José y María Ventura López.

Víctor Saint Cyr Barbazán, natural de Ponte Sac, provincia de Gascoña, reino de Francia, soltero, de 21 años de edad, hijo de Pedro y Juana Robín.(de la nobleza de Francia)

Joaquín Francisco Morgado, natural de Lisboa, soltero, de 29 años, hijo de Manuel y de Maria Luisa.

Nuño Pereira, natural de Lisboa, de estado soltero, de 25 años, hijo de Antonio y de María de la Natividad

Francisco Goubín, natural de Sarbun, Departamento de la Mancha, Francia, de 32 años, hijo de Pedro y de María Luisa Dauet.

Federico Lerendú, natural de Cutama, Francia, soltero, de 23 años hijo de Juan y de Juana.

Domingo Antonio Lucio, natural de Lisboa, soltero, de 22 años, hijo de Antonio y de María Ducarmo.

Pedro Antonio, natural de Oporto, soltero, de 26 años, hijo Pedro Antonio.

Antonio Laida, natural de Mundaca, Señorío de Vizcaya, soltero, de 23 años, hijo de Diego y de Josefa Lartitegui.

María Guillermo Tetó, natural de Duan, de la costa norte de Francia, soltero, de 22 años de edad, hijo de Guillermo Tetó, se desconoce el nombre de la madre.

Sus restos descansan en el Cementerio de Cádiz. Excepto los dos fugados, el capitán pirata Benito Sito y su lugarteniente José de Santos, único superviviente quien posiblemente se quedara con una buena parte del botín; letras de cambio y joyas. El pontevedrés Soto, fue ahorcado en Gibraltar el día 26 de Enero de 1830. El resto de la tripulación, salvaron la vida, si bien, cumplieron penas de presidio en Cuatro Torres en la Carraca.

Hay mucho que contar de los piratas del “Defensor de Pedro”rebautizado como “Burla Negra”o, Milano de los Mares…?
José de Espronceda, coetáneo de los piratas, pudo haberse inspirado en el "Defensor de Pedro" para escribir su famosa” Canción del Pirata”; romántico, liberal y perseguido por el régimen absolutista de Fernando VII…

Jesus Borrego

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