A CUATRO SEGUNDOS DE LA CABECERA DE PISTA

LA DESAPARICIÓN MAS EXTRAÑA Y MISTERIOSA DESDE LOS COMIENZOS DE LA AERONÁUTICA EN NUESTRO PAÍS
Hermanamos la sensatez y la coherencia y nos planteamos como ha podido suceder tal o cual desgracia, en la colisión de dos vehículos automóviles, un choque de trenes o una catástrofe aérea. Nadie puede aventurarse donando conclusiones sin el rigor científico que ello conlleva. Son muchas las personas especializadas que se dedican a estudiar el por qué de lo sucedido.
Si se descubre un fraude con "DNI" y no quieren admitir la veracidad de los hechos, o el error alevoso, estas "entes" seguirán ejerciendo un oficio suicida...
La verdad Flagrante.
Lo más cómodo para estos kamikazes es deshacerse de la papa caliente como: "fue un error humano" etc. Los altos cargos políticos que moran en los bastiones de las responsabilidades, que no quieren descender del podio pese a haber "dando positivo en alcoholemia", estos protegidos por el poder que ostentan tratan de restar importancia al suceso cuando fueron descubiertos tras las investigaciones; (el doping) o lo que es igual fueron copartícipes de la tragedia, ante semejantes actitudes estos "caballeros" deben ser desposeidos de sus cargos y aplicarles el peso de la Ley; de lo contrario, seguirán ejercitando la más pura esencia en la escala terror. En su caso, todo puede quedar en el confesionario del párroco de su iglesia, donde el perdón es suave y ecuánime.
La Policía científica, la investigación en general son los padrones que deben ceñir los parámetros de la Justicia.
Los hombres nos equivocamos, por eso somos hombres y no omnipotentes e infinitos, por dia el ser humano toma mas conciencia de ello.
Desaparición a escasos segundos de la cabecera de pista por el Atlántico.
En la tarde del dia 5 de Diciembre de 1.989, siendo las 19.35 horas, con el tren de aterrizaje echado, luces encendidas, autorización para tomar tierra, cabecera de pista visible, y punto eco reconocido en pantalla de radar de Torre de Control, a solo segundos para tomar tierra, "desaparece en pleno vuelo", -se esfuma- el avión de combate de la Armada Española "Harrier Bravo", con indicativo de 01-901. Perteneciente a la 9ª escuadrilla de la Flotilla de Aeronaves, con base en Rota. Pilotado por un experimentado piloto, el teniente de Navío, D. Raúl Pampillo Veiga. Procedente de Zaragoza de un vuelo de adiestramiento, acompañado por otro "Harrier" americano. Enlazado ambos para tomar tierra. El piloto americano, ateriza felizmente.
Debo aclarar que el avión reunía todas las garantias para tomar tierra, de lo contrario el piloto lo habría comunicado a la Torre de Control.
Un "Harrier" enfilado hacia la cabecera de pista puede decirse que la toma de tierra está garantizada en escasos segundos -ello no implica que las constantes se valoren en un cien por ciento de garantías de seguridad- Los controladores aéreos españoles que entonces pertenecían al ejercito del Aire español, compartían torre de control con americanos. Dichos controladores tras el incidente, fueron sustituidos por otros de la marina de Guerra. Estos llevaban con normalidad el seguimiento, dando permiso para aterrizar a los aparatos, tras la petición hecha por los pilotos. Para la maniobra de aterrizaje, los aviones se adentran en el mar pasando por la vertical del Faro de Chipiona, seis millas mar adentro, describiendo un ángulo de 60º respecto de la pista de aterrizaje, lugar donde empiezan a virar para poner posición directa hacia la cabecera de toma de tierra. Dado que el avión americano iba de punto uno, es decir el primero en la formación, viró antes comprobando que su compañero le quedaba ligeramente a la izquierda y presente, y con las luces de aterrizaje encendidas; detectan en el radar los dos aviones, pero existen un punto en que los dos aparatos una vez enfilados para la maniobra de aterrizage en formación longitudinal se aprecia un solo eco en el radar, instante después -segundos- aterriza el "Harrier" americano, alertándose la inexistencia en el radar del eco dos o avión español, lo cual alertó a los controladores. Estos le pedían al piloto que confirmara su presencia no existiendo ni eco, ni respuesta por radio.
El aparato había desaparecido sin causa aparente. Cuando esto estaba sucediendo el piloto americano dijo a la torre de control que instantes antes lo había visto pero que en ese momento no estaba ahí.
El desconcierto fue grande en la torre. El silencio del piloto hizo que aquella se desbordara en desesperación. Ya para colmo, lo único que quedó reflejado de la voz del teniente de Navío D. Raúl Pampillo fue una tenue exclamación que decía: "¡me cago en la puta...!". -la dicha expresión fue gracias a la petición de un mando de la torre español que pidió se rebobinara la cinta pese a la negativa de otros miembros que manifestaron que carecía de lógica dado que no había eco del avión y habían transcurrido mas tiempo del debido sin eco. Esta exclamación formó aún más murmullo entre todos los componentes.
Una de las explicaciones que se le da al hecho, es la hipótesis basada en la llamada "borrachera de a bordo". Este caso se produce en determinadas circunstancias en vuelos peligrosos por una razón u otra. El piloto a veces hace caso omiso a las indicaciones que el aparato le hace en el cuadro de mandos, guiándose mas bien por su instinto que por lo reflejado en el panel de mando circunstancia esta que no siempre funciona pudiendo alterar el rumbo del aparato. En este caso, el "Harrier", enfila el morro al mar penetrando este a modo de punta de flecha, incrustándose en el fondo, siendo posteriormente tapado por las arenas movedizas...
De entre los muchos comentarios e hipótesis y barbaridades que lanzaron al respecto, -dentro de la propia base- sobre todas se especuló menos que se "esfumara en pleno aire".
Cualquier persona de cara al mar en la playa de la Ballena habría podido ver las luces del aparato sobre todo los faros del tren de aterrizaje. Evidentemente las condiciones atmosféricas no se prestaban a ello, dado al fuerte temporal de O. NO. existente.
De inmediato se pusieron en alerta los servicios de salvamento, y pese al mal tiempo, peinaron la zona donde se cree podría haberse perdido el rastro del aparato, resultando infructuosa toda gestión de localización.
El piloto no tiene que ponerse de acuerdo con su radio baliza, para que ésta se ponga a funcionar. Un "Harrier" cae al mar, y la posición es recibida por transmisión de este sencillo aparato.
Ni durante la noche, ni a la mañana siguiente, apareció rastro alguno del avión ni de su piloto en las inmediaciones de la playa que fue meticulosamente observada.
Precisamente si adverso era el tiempo, no podría ser mejor para encontrar restos todo ello que ese tipo de temporal tiende a remover los fondos marinos y expulsar hacia el exterior todo tipo de materia, se le suele llamar temporal con mar de fondo. Independientemente, todo lo que existe en superficie, que flote, es llevado hacia la orilla. Por citar un ejemplo, un buque, inmerso en semejante mar y sin gobierno, habría sido arrastrado hacia la costa, y habría varado o hundido, hecho cuarteles.